viernes, 6 de octubre de 2017

El Che en imágenes











Andrés Gutiérrez, en el corazón del cabaret Tropicana Varadero



Por Yeter Palmero/ Periodista
Como unos de esos regalos con los que la vida nos sorprende, en mi camino encontré al maestro Andrés Gutiérrez, uno de los más destacados directores de espectáculos musicales en Cuba.

Decir Tropicana es como mencionar su apellido. Los cabarets que en La Habana, Santiago de Cuba y Varadero llevan ese título tienen parte indispensable de su trayectoria profesional labrada en ellos.

Escucharle da gusto. Tiene una simpatía genuina que hace que cada una de sus palabras nos produzca la sensación de conversar con un sabio amigo. Lleva siembre con él un collar cuyas formas y color denotan la bandera cubana. Esta isla y su gente lo definen. 

Lo encontré en las  modernas instalaciones del Cabaret Tropicana Varadero, a los 73 años de edad lleno de ilusiones, fuerzas y vitalidad para seguir trabajando como director general de los espectáculos que allí se ofrecen al público nacional y extranjero.

“Hay quien hace espectáculos para ellos, yo hago un espectáculo para el público. A veces lo veo como público y digo me gusta, me agrada, pero luego me quedo como con deseos de que eso que vi sea superior. “

Su trayectoria profesional tiene una integralidad que en su criterio proviene de las múltiples oportunidades que ha valorado y aceptado en la vida.
“Llevo más de 35 años al frente de espectáculos en el Hotel  Internacional de Varadero. He dirigido además shows en los cabarets Parisién, Tropicana Habana, Salón Rojo del Capri, Riviera y Habana Libre, o sea los grandes espacios para este tipo  de presentaciones.

Vengo de una familia de músicos, mi mamá fue una pianista repertorista  de  grandes de la música cubana como Beny Moré y Celeste Mendoza. De joven empecé a estudiar música pero realmente mi vocación era la danza. Sin embargo los elementos que aprendí de la música, después me han servido  para tener este sentido musical que brota de mi y aporta en todo lo que hago. Tengo una sensibilidad que una nota mala me afecta.

Me siento un individuo realizado, agradecido de la vida y de mi Revolución que me dio esas oportunidades. En el Teatro Musical de La Habana me hice comediante musical bajo la tutoría del maestro Alberto Alonso, quien es el autor intelectual de mi carrera. Él y otros grandes eran hombres muy sencillos que emanaban talento y te enseñaban. Después pasé al Ballet Nacional de Cuba donde consolidé mi carrera. Trabajé junto a Alicia y Fernando Alonso, y con bailarinas como Mirta Plá, Josefina Méndez. Realmente tuve una formación muy integral.”

Sobre Santiago de Cuba nos dijo: “es  mi segunda patria, mi segunda casa. Allí desarrollé una carrera fuerte.  

Siente además todo el tiempo la necesidad de compartir lo que sabe, de ahí quizás sus esfuerzos diarios por ser comprendido, por enseñar, por descansar sólo lo necesario. 

“Todo lo que sé es para mí un legado,  un legado que yo quiero también trasmitir a mis alumnos y a las personas que  han estado al lado mío muchos años. Mi hija Lizandra Gutiérrez nació con el talento y la  vocación necesaria para seguir mis pasos.  Ha tenido la oportunidad de aprender de mi y de mi esposa Amores Cordoví, quien fue una figura en Santiago de Cuba. Somos una familia de artistas. Somos un laboratorio familiar de arte y lo fabricamos en casa, comiendo, desayunando, hablando. Nosotros no podemos pasar la vida simplemente sin que el motivo de  nuestra existencia sea nuestro trabajo. Quizás sea algo extraño pero es ese el pan nuestro de cada día.”

Tropicana le ha marcado tanto que cuando hablamos del tema se emociona muchísimo.
“Para mí los Tropicana tienen una connotación muy grande. Precisamente en Tropicana Habana monté mi primera gran superproducción   con el título: Los romanos eran así, un espectáculo dirigido por el maestro Joaquín M. Condall, con libreto de Enrique Núñez Rodríguez. Debo decir que Condall me aportó el conocimiento para saber manejar  lo grandioso. Con él trabajé también en los Carnavales de La Habana montando la comparsa de la Construcción.

Todo eso hoy ya está integrado en mi, incorporado cien por ciento. Lo noto en mi percepción de la calidad y hasta en cómo defino por experiencia a primera vista cuando una persona va ser exitosa o no en lo que hace.
Tropicana Varadero es un nuevo camino de Tropicana. Participé en la conformación de Tropicana Santiago. El cabaret tiene códigos. En Cuba tenemos una escuela de espectáculos mundial en mi opinión. Cuando me propusieron estar en Tropicana Varadero no podía decir que no. Esto es parte de mi vida.

Yo no paro de formar. No me voy a detener y defenderé siempre la cubanía de estos espectáculos.

El show que aquí proponemos es participativo. En una hora y treinta minutos la orquesta toca todo el tiempo ritmos cubanos, mientras 7 parejas de baile y modelos figurantes completan la puesta en escena. El público participa y en buen cubano te digo que es fuego lo que se forma. Ahí está el legado de Tropicana, en esos jóvenes que formamos día a día.
Casi al final de nuestro encuentro, en el que durante unos 20 minutos conversamos, Andrés dijo: “Perdona que me emocione hablando. Doy gracias a Dios, al arte, a mi Revolución, por ellos soy lo que soy. Tengo 73 años y me siento con una fuerza que no eres capaz de imaginarte. Tropicana Varadero tiene unos geniales salones de baile. Sueño con que un día sean sede de una escuela de bailes populares para Cuba y el Caribe.

Ahora mismo estoy preparando un espectáculo con motivo del aniversario de la fundación de la ciudad de Matanzas. Es un homenaje que organizo con las colaboraciones de mi hija y de mi esposa”.

La verdad es que hubiese querido que la noche durara un poco más para escuchar sin prisas las sabias palabras del maestro Andrés Gutiérrez , pero los bailarines y músicos luego de 3 horas de ensayo general le esperaban para valorar en conjunto cuán preciso había quedado el espectáculo. Le vi ir tras sus muchachos y muchachas. Desde ese instante sentí nostalgia, esa que me señalaba que por siempre echaría de menos el tener cotidianamente cerca a este ser insuperable.


El amigo argentino siempre presente



Por Yeter Palmero/ Televisión Camagüey

Allí en la fachada de las oficinas de la Empresa Provincial de Correos en Camagüey,  está la singular imagen acompañada  de la frase “Che Comandante, amigo”. Forma parte tan armónica con todo el conjunto de instituciones en los alrededores de la céntrica  Plaza  de los Trabajadores, que los agramontinos no imaginamos el sitio sin el contorno de la imagen tomada por Alberto Korda del Guerrillero,  ni las palabras del camagüeyano Nicolás Guillén, - Poeta Nacional de Cuba.

¿Quién es el Che para nosotros? -El amigo solidario que desestimó  su juventud o anhelos profesionales,  para sumarse a  la expedición del Granma en 1957. No nos abandonó al triunfo revolucionario y por complejas que fuesen la tareas siempre le vimos ejemplarmente liderando el Ministerio  de Industria, el Banco Nacional o  en trabajos voluntarios como un más.

No es necesario detallar sus hazañas, la historia ha superado las fronteras cubanas y latinoamericanas. Aquí le guardamos un lugar especial en el plano emotivo, tal como un especial tesoro.

¿Quién dijo que se necesita ser perfecto para ser amado?¿ Quién dijo que ser polémico no va de la mano con la heroicidad? ¿Quien piensa que su humanidad, honestidad, amor por las causas justas y los oprimidos,  no son cualidades admiradas en ti?
Dijo Guillén sin equivocarse:
“…aunque te diseminen bajo tierra, bosques, páramos, van a impedir que te encontremos
Che Comandante, amigo”

Y le encontramos efectivamente. Sus restos hoy descansan en Cuba, aunque en otro sentido nunca le perdimos del todo. Mantener su legado vivo, es una manera de garantizar que esté presente.

El Che y su concepción del hombre nuevo desde Cuba



Por Yeter Palmero/ Televisión Camagüey

Aunque en más de una ocasión había leído El Socialismo y el Hombre en Cuba, esta vez pude comprender detalladamente, desde la visión del Che,  los inicios  de la Revolución Cubana en el poder y las metas que el pueblo junto a sus líderes trazaron para el siglo XXI.
 Ernesto Guevara, -ese ser que entre los de esta isla ganó con su ejemplo un merecido respeto y la valía suficiente para convertirse en un cubano más por derecho propio-; en el artículo enviado al semanario Marcha en Montevideo,  hace un esbozo perfecto de las cualidades que debe tener un revolucionario.

Plenamente vigente hoy, el tema confirma que los principios por los que se luchó en la Sierra Maestra a fines de los años 50 del pasado siglo,  son exactamente los mismos que hoy se defienden en la isla en un nuevo escenario desde lo nacional y lo internacional también. 

Las palabras del Che son claras.  Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño  y apasionante drama que es la construcción del Socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.

En este periodo de construcción del Socialismo podemos ver al hombre nuevo que va naciendo, su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas.

 Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.”

Al tiempo que el Socialismo supera obstáculos y se perfecciona  como sistema social, el individuo también sufre transformaciones constantes que lo van moldeando en lo particular y colectivo. El proceso, dialéctico en sus mismas esencias, es además complejo  y resultado de la construcción colectiva.

Desde sus experiencias en Cuba,  Guevara aporta otros elementos. “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor (…) y nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La Revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

No era utópica su manera de hablar en este sentido. Fue justamente esa la forma en que vivió su propia vida donde acción y pensamiento fueron coherentes. Para el Ché el pueblo sigue a quien con ejemplaridad interpreta sus anhelos.

“El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.
Enfatizó en la necesidad de que junto al avance en el campo económico era necesario desarrollar en forma decisiva y determinante la conciencia revolucionaria que fuera capaz de crear un hombre que con particular incentivación diera su aporte al desarrollo de la sociedad. Desde los inicios no de la Revolución no se aspiró a perfecciones y si a ser persistentes, coherentes, éticos, justos, leales.
Uno de los fragmentos que sin dudas revela la importancia de las nuevas generaciones en la obra iniciada en 1959  dice: “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”.
Cuando se leen las palabras del Che comprendemos que en lo que consideramos historia está mucho e lo que nutrirse para perfeccionar nuestra cotidianidad.

jueves, 5 de octubre de 2017

Unas letras para Boca



Por Yeter Palmero/ Televisión Camagüey

El puente de Boca tiene una especial belleza al atardecer. Cuando el sol se pone parece que nos regala recuerdos, - pero  no con aires de nostalgia. Son exactamente memorias disfrutables, de las que nos dan fuerzas para seguir adelante, -siempre de acuerdo a nuestros principios pero definitivamente: adelante.


A pesar de que tradicionalmente el abundante tráfico que por allí circula hace de este  un sitio ruidoso, en el instante que describo hay algo de calma. Los pensamientos fluyen y la originalidad del paisaje deslumbra. No hay perfecciones pero si belleza.
Llegué  a esa parte de la geografía cubana, gracias a la hospitalidad de un amigo, a su confianza en mí, a su respeto. Un capuchino excelente que compartimos en el Café Móvil de Boca nos colocó frente a frente; tal como luego, una llamada telefónica motivó mis pasos  hasta el puente que me regaló una calma  que no olvidaré nunca.
 Son esos regalos de Dios, coincidencias, sorpresas, detalles de la vida que hacen que nuestros caminos se enriquezcan de buenas experiencias, mientras defendemos quienes somos sin artificios o disimulos.

Leal Cuba

Eusebio Leal Spengler , luchador incasable en pro de la conservación del Patrimonio Nacional Cubano material e inmaterial, y en especial de...