Por Yeter Palmero/ TV Camagüey
¡Benny Moré que bueno baila usted! Es la frase que pronuncio para comenzar a escribir sobre este insigne cubano. Es imposible recordarlo y no cantar uno de sus temas, tanto como impensable es no movernos un poco.
El Bárbaro del Ritmo, como también se le conoce, llegó al centro de la sonoridad de esta tierra, fue un autodidacta brillante. A 48 años de su desaparición física, toda Cuba le recuerda.
Iba del mambo al bolero, del cha cha chá a la guaracha. Por eso podía decirle a Rolando Laserie: elige tú, que canto yo, un original desafío musical. Tenía una voz inconfundible, fue el primero en cantar un mambo con Pérez Prado. Era un galán carismático y el público era para él su razón de ser, su vida.
Actuó por última vez el 17 de febrero de 1963 en Palmira, a unos pocos kilómetros de Santa Isabel de las Lajas, su pueblo natal. En esa presentación, llena de leyendas, se cuenta que tuvo la ruptura de una várice encefálica, secuela también de la cirrosis hepática que estuvo desafiando durante varios años; incluso —se estima— desde antes de partir hacia México en 1945. Dos días después fallecería. (http://bit.ly/gyKcyQ #Cuba #Música, sobre sus últimos días)
Su muerte a los 44 años de edad, privó a la isla de un excepcional talento. No obstante el Benny ha permanecido, su legado le ha hecho vigente en todos los tiempos, lo ha convertido en un ícono escuchado, tarareado y rememorado siempre.
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