Por Yeter Palmero/ Televisión Camagüey
Son las doce y cuatro minutos de
la noche. Cuando en mi blog publique estas líneas ya será el día siguiente, pero si se trata de una buena causa bien vale
la pena escribirlas aunque sea en la mañana cuando vean la luz.
Pienso ahora en los Cinco. Sí,
hablo de los antiterroristas cubanos que valientemente siguen en pie luego
de más de una década de injusto
encarcelamiento. Detenciones que se tornan más crueles cuando son en el mismo
corazón de un imperio que protege a
terroristas, fomenta las guerras y un arbitrario reparto territorial del mundo por
recursos a cualquier costo.
No basta la más que probada
inocencia de estos hombres, defensores de la paz, quienes protegían desde fuera
la seguridad de cubanos y cubanas ante el actuar desenfrenado de grupúsculos
mafiosos en Miami.
Tony, René, Gerardo, Fernando y
Ramón son hombres con familias, como tantos cubanos, gente afable, sencilla. Han
pasado valiosos años en prisión sin renunciar a sus convicciones, sin
traicionar a su pueblo, con optimismo, con buen ánimo.
¿Cómo no perder la fe ante tanta
injusticia? Porque hay todo un pueblo que los respalda, porque son patriotas de
los buenos, de los que no se venden, de los que no claudican aunque en ello les
vaya lo más preciado: la libertad, que es como la vida misma.
Y ese pueblo del que hablo, va
más allá del suelo cubano, ha traspasado fronteras, recorrido el orbe. Incluye
a hombres y mujeres de varias tierras en el planeta.
La lucha de los Cinco, es hoy de
miles. No están solos ni lo estarán. Merecen regresar con los suyos, tengo la
absoluta convicción. Estas líneas no están de más, espero constituyan parte del
reclamo porque vuelvan.
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