Crisis es el santo y seña en Madrid. Se puede elegir - crisis de
liquidez, crisis de deuda, crisis bancaria, crisis
económica, crisis de confianza, crisis inversora, crisis de empleo.
España, el último país en tener problemas en la eurozona, las tiene
todas.
A medida que los problemas crecen, el Gobierno del presidente Mariano Rajoy,
que apenas lleva cinco meses en el poder, parece asediada. Los altos
cargos se muestran tensos y reacios a hablar abiertamente por temor a
cometer un error. Quienes planifican las políticas se contradicen unos a
otros. Los planes siguen cambiando. Los mercados financieros se
tambalean en medio de la incertidumbre. La pesadumbre en los pasillos
ministeriales es palpable.
El último planchazo: tras semanas de insistir en que uno de los
grandes bancos del país, Bankia, no necesitaba nuevos fondos, los
ministros lanzaron la bomba el viernes pasado cuando reconocieron que
había un agujero de 23.000 millones de euros en sus cuentas. Aún tienen
que explicar claramente cómo van a encontrar el dinero cuando ya
atraviesan dificultades para financiar una deuda nacional que va en
aumento.
El efecto de las noticias de Bankia sobre los frágiles mercados
financieros fue devastador. La Bolsa cayó a mínimos de nueve años, el
euro se hundió y los inversores huyeron de la deuda del país, colocando
el rendimiento en torno al 7 por ciento, similar al que tenían los
miembros de la eurozona Irlanda y Portugal cuando se vieron forzados a
pedir un rescate a Bruselas.
Si escuchas al Gobierno, da la impresión de que los extranjeros están
equivocados: España ha vivido por encima de sus posibilidades demasiado
tiempo y ahora atraviesa un periodo de ajustes dolorosos pero
necesarios para reducir el sector público, recortar el gasto e impulsar
la competitividad. Se está haciendo lo correcto. El Gobierno de Rajoy es
serio, comprometido y disfruta de una cómoda mayoría parlamentaria.
Los responsables oficiales consultados dicen que en el extranjero no
se entiende que España ha incrementado sus exportaciones más que ningún
otro país europeo en los últimos tres años, que ha reformado su mercado
laboral, recortado los costes en la producción y saneado los problemas
de sus bancos, que pusieron demasiado entusiasmo en financiar una gran
burbuja inmobiliaria que estalló hace cuatro años.
Ahora, según los ministros, Madrid necesita tiempo y algo de ayuda y
apoyo de sus socios europeos para superar la fase más difícil de la
crisis y dar tiempo para que las reformas funcionen.
SE ACABA EL TIEMPO Y LAS IDEAS
Lamentablemente, el tiempo se está acabando.
Pese a las nuevas propuestas de Bruselas el miércoles, que podrían ir
de algún modo a ofrecer lo que Rajoy quiere - si logran superar el
tortuoso proceso de toma de decisiones de la Unión -, el peso pesado
europeo, Alemania, aún tiene que cumplir la lista de deseos de España.
Los españoles están nerviosos. Algunos directores de periódicos
hablan de llamadas de la ciudadanía indecisa con qué hacer con su
dinero, pidiendo consejo. Las anécdotas también incluyen a los ricos que
se llevan el dinero a la relativa seguridad de Londres, Alemania o
Francia. Los agentes londinenses de la propiedad Savills y Knight Frank
dicen que el número de compradores españoles creció entre un 14 y un 21
por ciento en abril frente a la media de hace seis meses.
Los datos oficiales de depósitos bancarios se publican con algo de
retraso: las últimas cifras, de abril, saldrán en breve.
Los banqueros españoles insisten en que no habrá una huida de
clientes. Pero en privado, los ministros muestran claramente su deseo de
ver en marcha rápidamente medidas de garantía de depósitos para evitar
el riesgo de lo que podría ser un acontecimiento catastrófico. Hay
muestras de que el Banco Central Europeo está a favor de las garantías
de depósitos.
Los problemas crecen en otros frentes. Dado que el coste de recibir
prestado se dirige rápidamente hacia el 7 por ciento y la mayoría de los
inversores ya evitan la deuda española, el Gobierno encontrará cada vez
más difícil refinanciar 98.000 millones de euros de deuda y encontrar
otros 52.000 millones para financiar su déficit este año.
Los bancos locales apenas están dando créditos, o los ofrecen a tipos
prohibitivamente altos, presionando a las compañías e incrementando el
riesgo de una cadena de bancarrotas que podría llevar a la economía al
precipicio. Los préstamos totales del sistema bancario al sector
empresarial fueron de 44.600 millones de euros a finales de marzo, la
mitad del nivel alcanzado durante el boom de 2007, y la contracción
continúa casi cada mes, según datos del Banco de España.
Los consumidores están posponiendo las grandes compras y reduciendo
el gasto. Los crecientes costes de pedir prestado se han convertido en
una obsesión nacional desde la crisis. Los taxistas opinan con
conocimiento de la “prima de riesgo” que España tiene que pagar para
pedir prestado y los telediarios abren con las últimas cifras.
El Gobierno reconoce que la situación es crítica.
En privado, según altos cargos, Rajoy ha estado presionando a
Bruselas y Berlín para que el Banco Central Europeo garantice todos los
depósitos de la eurozona con el objetivo de evitar fugas bancarias, para
que compren deuda soberana española y así reducir el rendimiento y
calmar a los mercados, para una mayor integración fiscal europea y para
permitir que el fondo de rescate europeo preste dinero para
recapitalizar a los achacosos bancos. El BCE se muestra reacio a las
compras de bonos a escala masiva.
“España atraviesa una importante crisis de confianza”, dijo un
diplomático. “Los mercados se comportan bien con el riesgo de los
precios pero odian la incertidumbre, y justo ahora la incertidumbre está
matando a España”, añadió.
COMUNICACIÓN
Banqueros y medios locales dicen que los pasos en falso de Rajoy
están empeorando las cosas en un momento crítico. El presidente del
Gobierno, de 56 años, como otros muchos ministros, es de provincias, no
tiene experiencia internacional, carece de un conocimiento amplio en
economía y habla un inglés limitado.
Una apresurada rueda de prensa de Rajoy el lunes acabó con los
mercados aterrorizados por la falta de claridad sobre cómo se
financiaría el rescate de Bankia y su insistencia en que los bancos no
necesitaban un rescate europeo. Fuentes gubernamentales expresaron su
frustración porque los medios no hubieran entendido el “mensaje claro”
del presidente.
“Esperaba que el Gobierno hiciera las cosas mejor”, dijo un alto
cargo bancario. “En su lugar están actuando sin pensar. No puedes
decirle a los mercados que vas a hacer algo y luego hacer otra cosa”.
“¿Dónde están los tecnócratas?”, se preguntaba otro banquero. “Lo que
este Gobierno necesita es realmente un buen tecnócrata que tenga la
experiencia y el conocimiento para hacer frente a una situación tan
difícil como ésta”.
Analistas y banqueros extranjeros dicen que el Gobierno afronta un
gran riesgo al asumir que Alemania, junto con el Banco Central Europeo,
hará al final “lo correcto” y vendrá al rescate de España.
Berlín ha liderado la oposición a incrementar el tamaño del fondo de
rescate, garantizar todos los depósitos bancarios de la eurozona,
permitir el uso de eurobonos para financiar a los gobiernos y dejar que
el BCE compre más deuda gubernamental para reducir el rendimiento.
En su lugar, aboga por la austeridad, invitando a los países del sur
de Europa a seguir el mismo camino que tomaron ellos la década pasada:
reformas estructurales para mejorar la competitividad, mayor disciplina
de gasto y reducción del dinero que se toma prestado.
El resentimiento en Madrid es muy claro.
“Los países que están haciendo reformas necesitan una forma de ser
reconocidos, en lugar de castigados”, dijo la vicepresidenta Soraya
Sáenz de Santamaría en una conversación con Reuters.
“No es posible explicar a los ciudadanos que lo que ellos ahorran a
través de la austeridad tendrá que gastarse luego en pagar más interés
por la deuda”.
Algunos altos cargos se refieren a cómo la Unión Europea consiste en
una “Unión Alemana más el resto” y los empresarios españoles hacen
comparaciones poco atractivas con el dominio de Berlín en Europa durante
la Segunda Guerra Mundial.
Un punto de vista común entre banqueros, responsables oficiales y
diplomáticos es que España es “demasiado grande para caer”. Es
inconcebible, aseguran, imaginar la eurozona sin su cuarta mayor
economía. El futuro de España está intrínsecamente vinculado al futuro
de Europa. Por eso, Alemania accederá de mala gana a cambiar su curso y
permitir que el BCE y el fondo de rescate apoyen a España.
“Puede llegar al límite, puede ser muy malo”, dijo un diplomático de
alto rango en Madrid. “Pero Alemania tiene que elegir. Con Grecia no
tuvo que elegir. Podría permitirse que Grecia cayera. Pero si España
cae, Europa cae. Así que al final tenemos que pensar que Merkel y los
talibanes del Bundesbank (el Banco Central alemán) cambiarán de opinión y
harán lo que se necesita para salvar a Europa”.
Sáenz de Santamaría dice que se trata nada menos que del futuro de
Europa.
“Si la UE no refuerza la eurozona con algún tipo de mecanismo, no se
trata de quién se va, se trata de la propia UE. ¿Qué es Europa sin el
euro?”.
Si eso es cierto, aún tiene que verse.
Reuters informó en noviembre pasado de que Francia y Alemania habían
discutido en secreto planes para una eurozona “central” más pequeña que
integren las naciones fuertes comprometidas con una mayor integración
económica.
“Piensan que España es un país muy importante y una parte crucial de
Europa”, dijo un asesor bancario en Madrid. “Pero se olvidan de que para
los alemanes, España es un país menor, junto con Grecia e Italia”.
(Con información de Reuters)
Tomado de CubaDebate
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